23 enero, 2013

Sobre el aire que respiro

La tan manoseada, pero bella esperanza.
Últimamente Dios me ha alentado a hablar de Él. 
En el mundo actual, si bien estamos rodeados de esta noción de Dios que parece más bien una tela invisible que cubre ciertos temas con recelo, es complicado pararse y gritar sobre que uno tenga una fe mayor, una que no se encuentra descrita en Wikipedia, por ejemplo.

Y de esa parte de la población soy yo. Si ud. (sea quien sea que lea hoy en día este espacio tan íntimo y público a la vez) ha leído entradas anteriores (borré el 2005 y 2006, hay desde el 2007) se van a dar cuenta que a veces nombro a Dios, porque como "tela", como parte del Chile-país-cristiano, creía en este nombre sin tener idea de qué se trataba realmente. Un loco que mandó a matar a su hijo, algo muy atroz. Y que bueno, tenía que ir a su casa todos los domingos y cantarle a la María todos los noviembres y contarle... contarle a un hombre "x" que no conocía las cosas malas que hacía, como cuando me iba a confirmar y conté que no era virgen y me hicieron rezar unos Ave Marías.

Como la mayoría de la gente de nuestro pequeño y largo país, crecí con Dios a la vista. Pero siento que desde esos días de los 90's, de los 00's que tanto me parecía estar presente el tema, ahora ya es casi que condenable. Quizás es porque ya no soy del gran porcentaje de gente que cree sin una búsqueda un poco más... no sé cómo decir para que no suene condenable, tratemos con constante, intensa y diaria. 

Ser cristiana (protestante, evangélica y "canuta", como se dice con un dejo de burla, popularmente) es casi como un sacrilegio a la vida, al mundo, no sé. Casi como ser de hace cien años. Actualmente, antes de que todos creyeran por ejemplo que se iba a acabar el mundo, hay una extenuante búsqueda por propósitos, respuestas, sentido de vida... pero Dios cada vez pareciera ser menos esa respuesta

Antes decía abiertamente que era católica y nadie decía nada. Ahora, cuando digo que me bauticé y que soy cristiana, la gente me mira raro, ¡como si estuviera desperdiciando mi vida! Y quiero decir que no es así... que esta no es una religión con normas, es un estilo de vida, es ir cada día, minuto a minuto, queriendo acercar el Cielo a la Tierra... y esto es una experiencia. No es algo que uno pueda contar (lo puedes hacer, pero no siempre se transmitirá la "sensación"). Es, realmente, algo que se debe vivir. Y en lo que se debe perseverar.

Yo no me puedo quedar callada más, para simpatizarle al resto y que no cuestionen mi vida. Este es el aire que respiro. Es lo mejor que me ha pasado en la vida. ¿Cuando conocen a alguien nuevo y es genial, no le cuentan a todos cómo es esta persona y las cosas que hacen y quieren pasar más tiempo juntos? ¿Amigos, familia, compañeros, pareja?... Esto es... como lo mismo.