19 febrero, 2013

Creencias populares que no son

La gente acaba, por lo general, sintiéndose desgraciada, nada más que por haber creído que la felicidad era una permanente sensación de indefinible bienestar, de gozoso éxtasis, de festival perpetuo.
La Tregua, Mario Benedetti

Si vamos por la calle o la vida preguntando "¿eres feliz?" seguramente muchas personas nos dirán que no, o que a veces, que son momentos casi efímeros y mágicos que abarcan un lapsus de tiempo, que quizás se les pasa en la noche, que duran la mitad de un día. Pero la felicidad no es sólo el momento en el que crees que todo es alegría y que todo es perfecto, no. Felicidad, gozo, es algo de fondo, más que de forma. No es, como dice Benedetti, "el festival perpetuo", es que a pesar de que las cosas salgan mal, tener lo que se conoce como "mentalidad positiva".

No se trata de dejar de llorar y aprender a fingir la sonrisa, pegarsela en la cara, es aprender a sobreponerse y tener un objetivo final que haga que todo el sufrimiento - que es una gran parte de nuestra vida - valga la pena porque hay algo más grande al final, y el cumplimiento de eso, de esa "misión", por así decirlo, será el que nos haga respirar luego de cada trago amargo. Que no porque hoy las cosas salieron mal, nos vamos a echar a morir. Eso es felicidad... o una parte de ello, porque, entero...

...es muy difícil de explicar.

14 febrero, 2013

¿de qué vamos a escribir? de lo que tengamos en la mente. uno escribe, inevitablemente, de aquellos pájaros que tienes encerrados en la jaula de tu cabeza, queriendo escapar. los fantasmas, las creencias, los tatuajes que no se ven en la piel y eso que aún no se hace: de eso se escribe. al menos aquí.

10 febrero, 2013

Y la fe, tan malcomprendida...

Me siento derretida por amor... y a la vez pasmada, por no poder comprenderlo de una, digerirlo tan rápido. Pero supongo que en eso está la gracia: como dicen, "lo que fácil viene, fácil se va". El amor de Dios llega en el momento adecuado, puede tardar años, pero llega con todo, llega fácil. Pero no se va. Ahí está el quiebre. Desde pequeños nos dicen, quizás un poco con la intención de que lleguemos a controlar nuestros actos, pensamientos y emociones, que Dios ve todo lo que hacemos, aunque la luz del sol se haya ido. Que escucha todo lo que decimos, aunque sea para nosotros mismos. Que lee nuestros pensamientos...

Él está ahí. Siempre.

Pero no es un Dios castigador. Dios primeramente nos ama: Él nos creó. Seamos chicos, gordos, sucios, poco prolijos, con mal vocabulario, despreocupados o egoístas... Él está esperando el momento preciso para entrar en nuestras vidas. Él hace todas estas cosas no porque esté esperando el momento perfecto para apuntarnos con el dedo, sino que porque se preocupa por cada uno de nosotros... no lo merecemos quizás... pero Él lo eligió así. 

Y esto es sólo el comienzo.