22 julio, 2013

Estamos bien en el refugio los...

Hace tres días llegué a nuestro nuevo departamento (mío con una amiga) temporal.
Desempacamos, desempolvamos, llenamos (casi) la despensa y estamos comenzando a crear nuestro hogar momentáneo. Hace un poco de frío y hoy tuve que pensar "¿qué voy a hacer de almuerzo?" por primera vez (estoy exagerando). Comenzamos nuestra nueva aventura.

09 julio, 2013

Casi como crecer

(Quiero tratar de tener un hilo conductor acá, siento que anda todo muy disperso...).

Algunos piensan que es más fácil huir. Y no sólo huir como cambiarse de ciudad. Huir puede implicar: salir corriendo de algunos lugares o situaciones, querer cambiar de escenario de vez en cuando, viajar, entre otros.

Creo que bajo esa lógica, a mí me gusta huir. Me aburro mucho rato en el mismo lugar, con la misma gente, bajo las mismas condiciones. Cuando las cosas se ponen complicadas, a veces trato de arreglarlas, pero normalmente ahí me dan ganas de irme a otro lado. Con el tiempo me he ido desprendiendo de la gente y algunas cosas, como para poder hacer esta tarea más fácil. De algún modo la vida terrestre implica peregrinaje, aunque sea a micro escala.

Y es acá donde llego a lo que quiero contar: ya tengo un nuevo destino.
¿Cuál será mi última huida? Me voy a cambiar de casa. Pero esta vez ya no llegaré con mis maletas a que me acojan. Me voy a independizar (dentro de lo que se puede aún a esta edad, con aún un año como mínimo para sacar el cartón y un trabajo part-time), pero lo voy a hacer. De acá a una semana tendré que limpiar por mí sola, cocinar para no morir de hambre y administrar mi dinero. En resumidas cuentas: no morir en el intento.

Así huyo de nuevo, pero no de mí misma. Y le doy el "¡sí!" a una nueva etapa, de la que un contrato no me deja escapar... por un rato.

Uf.