31 octubre, 2008

For what it's worth


Viña volvió a estar nublado, pero no importa. Hoy descansaremos. Por que ayer fue un día tan expuesto, de caminar descalza por mucho de la ciudad, de hablar con el pecho tan abierto que arde, arde tanto que lloro por nada en el auto. Después de sentir el pecho tan inflado de vida, me lo aplastan como si nada fuerte contra el piso frío. Todo esto es un gran popurri de emociones, es como un puzzle tan raro, hace tanto que no sentía tan vorazmente que se me rompe el esquema y se me desorbita la razón y el corazón.
Pero ya me voy, un retiro, por un día lejos de tanto ruido desde el epicentro de la ciudad. Me voy por un rato, pero ya vuelvo. Ya vuelvo bien.

11 octubre, 2008

y vuelve...

Extrañar me jode.
Por eso la gente borra, quema o que sé yo que hace con los recuerdos de algunas relaciones amistosas/amorosas/lo que sea pasadas, o simplemente no guarda los detalles, porque confían en su memoria. Yo también, yo confío en mi memoria y por eso me traiciona, se acuerda demasiado de todo, y cuando ya creo estar más volada y olvidadiza que nunca, el recuerdo trae cosas de vuelta. Bueno, son las circunstancias: cuando uno está a punto de "cumplir ciclos" es entendible (supongo) que uno rememore. Y ahí es cuando se encuentran las falencias, se encuentran los triunfos, y se encuentran las personas.
Extrañar me jode porque uno no puede vivir de eso, o si no se queda atrás y estancado. Uno puede recordar y avanzar, pero cuando extraño así... quiero correr atrás, y eso no es lo que quiero. No quiero dudar. No ahora, menos teniendo la posibilidad de que al volver nada vaya a encontrar.