La lluvia siempre trae sorpresas.
Una de las sorpresas que trajo esta vez para mí fue a Cristobal tocando el timbre en medio de la tarde mientras dormía. a él lo conocí en mis sueños pero se apareció junto a mí en la micro en pleno verano. de la nada comenzó a hablarme, pues me conocía pero yo no a él. y de ahí no se fue. entonces, tomé mi parca y fuimos a algún lugar del cerro. llovía mucho y la alegría quería hacerme llorar; mientras, cristóbal hablaba de su vida como mechón y lo insignificante que se volvía mirando cómo mostraba sus sentimientos el mar. es bueno estar con alguien que está siempre tan sorprendido del mundo, como si no hubiese salido de su habitación en dieciocho años, me hace volver a creer más en la gente, en la vida... y aunque la lluvia pare, sigue.
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