(Quiero tratar de tener un hilo conductor acá, siento que anda todo muy disperso...).
Algunos piensan que es más fácil huir. Y no sólo huir como cambiarse de ciudad. Huir puede implicar: salir corriendo de algunos lugares o situaciones, querer cambiar de escenario de vez en cuando, viajar, entre otros.
Creo que bajo esa lógica, a mí me gusta huir. Me aburro mucho rato en el mismo lugar, con la misma gente, bajo las mismas condiciones. Cuando las cosas se ponen complicadas, a veces trato de arreglarlas, pero normalmente ahí me dan ganas de irme a otro lado. Con el tiempo me he ido desprendiendo de la gente y algunas cosas, como para poder hacer esta tarea más fácil. De algún modo la vida terrestre implica peregrinaje, aunque sea a micro escala.
Y es acá donde llego a lo que quiero contar: ya tengo un nuevo destino.
¿Cuál será mi última huida? Me voy a cambiar de casa. Pero esta vez ya no llegaré con mis maletas a que me acojan. Me voy a independizar (dentro de lo que se puede aún a esta edad, con aún un año como mínimo para sacar el cartón y un trabajo part-time), pero lo voy a hacer. De acá a una semana tendré que limpiar por mí sola, cocinar para no morir de hambre y administrar mi dinero. En resumidas cuentas: no morir en el intento.
Así huyo de nuevo, pero no de mí misma. Y le doy el "¡sí!" a una nueva etapa, de la que un contrato no me deja escapar... por un rato.
Uf.