10 noviembre, 2013

La hora dulce

Al fin tengo el amor que siempre quise.
La verdad es difícil decir "que siempre quise", porque gran parte de mí nunca creyó realmente en el amor... y menos por partida doble. Durante los últimos años he conocido parte por parte el amor inigualable de Dios (que aún sigo explorando) y hoy, de golpe, me llegó un amor humano, de carne y hueso, que no pude pronosticar ni en mis mejores sueños.
Ha llegado a mi vida en los últimos meses, una persona que logra ponerme los pies en la tierra, y que esta se sienta tan suave como las nubes. Alguien que me ha puesto a prueba, que no pude ver a tiempo. Que yo le conocía y él a mí, pero no nos habíamos visto antes. Alguien que ha empíricamente probado lo cursi que soy, detalle que tanto quise dejar atrás.
Es que decir que me rompieron los esquemas o me movieron el piso es poco. Vivo un continuo cambio de paradigma, de la manera más intensa y dulce que puede haber. Y nadie dice que es fácil, pero yo quiero aprovechar y aprender de cada segundo de esto.