oh, friday night.

Y se acaba mi último cigarro. al pensar en eso lo aplasto más, mejor no me preocupo. inevitable: es mi último cigarro a las once de la noche en un día feriado, el feriado de los feriados. maldito día del trabajador, ni las farmacias están todas abiertas, y todos se pelean como si fuera el apocalipsis al encontrar un negocio abierto. ayer en la noche, cuando estábamos en valpo, parecía eso: todos corriendo y comprando, no se dan ni cuenta que el sábado volverá a abrir el comercio.
ahora que el humo sigue suspendido en el aire pienso en que quiero ir a ver a la gaby, escapando de el silencio emocional que implica estar rodeada por mi hermano, mi madre y su pololo cuando, a pesar de que tanto no ha pasado, solo quiero contar mi vida. o que me cuente la de ella, o que alguien hable de algo, de algo que impliqe imaginarse alguna historia loca, y cagarse la psiquis solucionando lo insolucionable o qué sé yo. quiero llamarla, decirle que voy a su casa (a como cinco minutos de la mía), tomar mis cigarros, las llaves y el cel, y marcharme. decirle a mi mamá "no sé" a qué hora llego, que igual no voy a salir a carretear, pero que quizás hasta me quedo, o mentirle que me vienen a dejar en auto para que se tranquilize. cualquier cosa, y salir no más, dejando sus comentarios suspendidos.

por ahora, lo único que recibí por el auricular, fue que mi amiga estaría encerrada en su casa... estudiando. la universidad y yo estamos comenzando un amor, pero las cosas no van a marchar adecuadamente si me sigue privando de ver a ciertas personas. mejor me devuelvo a mi cama y hago una cita con livia spector, que me tiene pegada leyendo su vida desde ayer y no pienso dejarla hasta que la termine (ojalá mañana). 315 páginas de pura adolescencia. adolescencia a velocidad máxima, que por hoy, yo tengo reprimida o muy suave.
en todo caso, nadie dijo que había sido un día perdido...