27 febrero, 2009

Oye, hacecomofrío.

A pesar de que leo y leo, y veo las noticias, y tantas cosas ocupan mi cabeza, normalmente el blog es donde desahogo más que nada, historia, y mi cuaderno recibe cada alegato contra padres, sociedades, llantos por música y voladas mentales muy freaks. Quiero escribir de otras cosas acá, pero nunca es el momento de inspiración, que lástima. Y más ahora, quiero distraerme, este viernes lo vengo esperando hace dos meses, pero a la vez, le temo. Tengo la sensación de que mi (poca) fuerza de voluntad y seguridad antes quienes quiero (pero a veces no debería) se destruya al ver frente a mí lo que este viernes trae. Más específicamente, un terremoto con nombre y apellido que quiero sacar de mí... pero no de mi círculo (eso es casi imposible a estas alturas, sumando que debido a mí se construyeron tantos vínculos que ahora hacen imposible que todos -léase el grupo de fin de semana típico ex-escolar- estemos sin ti, bueno, al menos mientras estés acá en Viña, porque teniéndote en el sur todo era más fácil... o un poco). Quiero apagar mi celular un rato, pero sé que no lo voy a hacer, y está cargado (con plata y batería). Podría comparar esto con Crepúsculo, que estoy leyendo ahora. Siendo yo Bella y tu Edward (que infantil esto), porque ella sabe cuan peligroso es él pero aún así no se aleja. Pero no es igual, no me advertiste los peligros, nos hemos alejado tantas veces como hemos vuelto al vicio, y no eres un increíblemente guapísimo vampiro en inglés. Bueno, me sigo desviando... me cambio de pista, no me concentro. Es imposible concentrarme sabiendo que entre tanta gente que llegará a mi casa esta noche, puedes llegar tú también. Y aunque actúe normal, indiferente y fuerte, sin nada hacia ti como me sentía hasta hace unos minutos, tengo miedo de volver a caer al conectar mis ojos con tu mirada, que cada día parece para mí un arma mortal.




Pd:: al menos, el acelerador que me tenías pisando ya no está.

21 febrero, 2009

que vuele y que cante

Cuando uno va de viaje, tiene que aprovechar. Yo aprovecho de desconectarme. El jueves recién pasado llegué de Argentina, estuve en Mendoza y dos días en Cacheuta, un lugar en las montañas donde no hay más que unas termas, unos puestos de artesanía, un puente que da miedo y unas cabañas (donde me quedé). Y ahí, estando allá, sin celular ni reloj, solo dinero para sobrevivir y mi memoria y sentido de la orientación, me olvidé por completo de Chile, y es lo mejor, después de vivir tantas cosas... intensas en el verano, que aún así ha estado relajado. Ahora estoy acá, donde mismo todos los fines de semana, esperando la noche para salir con los mismos ex compañeros de curso, en el mismo lugar donde pasé muchas noches el año pasado, y me siento como viviendo en otra parte. Pero por ahora, eso es bueno. Extraño que en las noches no me dé nada de frío sí, aunque no podçia sobrevivir sin el aire marino y todas esas cosas a las que estoy acostumbrada desde que nací... Eso, no tiene precio. Y entonces, igual, uno piensa, se despeja, piensa en frío las cosas, que pensarlas como recién sacadas del horno a veces caga mucho las situaciones, y de nuevo me estoy dando vuelta en círculos al rededor de mí misma... en fin, la cosa es que viajé, respiré aire cordillerano, me hundí en las termas y volví tan lista para todo, tan descansada, y pensé en todo para desechar de una buena vez todo lo malo que no quería sacar.

01 febrero, 2009

como pollock con rabia



Para escupir con mis manos mil colores sin forma definida sobre el lienzo que descansa bajo mis pies. sería genial. pero no tengo talento para esas cosas... así que voy a dejar el pincel o lo que sea, las manos, los tubos de pintura, los colores de lado al fin.
voy a pisar, después de 9 meses (y quizás un poco más) el freno en este carro tan acelerado. ahora, voy a dormir después de una larga noche agitadísima.

acá es donde estás tú: quién me hizo pisar tanto este pedal. quién transformó mi tranquilidad en puros riesgos e impulsos. eres como ir a fantasilandia, pero sabiendo al final, que este juego tenía una falla. quise decir que no caeré de nuevo en tí, y al fin lo puedo decir. no sé que pasará cuando vuelvas y te mire, pero no me importa. comienzo a pensar con la cabeza de una vez por todas. quererte no es suficiente, si con hacerlo, no estoy queriendome.