23 diciembre, 2012

Y ese c...

Escribo porque sé que aquí me vas a leer, sin tener que hablarte directamente y estar en el incómodo momento en que esperas o ves que te están escribiendo una respuesta.Vengo a escribir, porque si bien sé que yo fui la que dije que no y que quiero otra cosa para mi vida (mi corazón, mis pensamientos, mis acciones, quieren otra cosa), eso no quiere decir que no me importes. Que no tenga sentimientos hacia ti no significa que no lo piense, y pasa que en este minuto algo en mí no me deja dormir, porque pienso que en caso de que todo hubiese sido diferente, está esa parte de mí que aún de ti desconfía, que aún cree que en algo me mientes, que algo ocultas y que hice el loco monumentalmente al creerte, independiente de cómo haya terminado todo.

Y hay una parte de mí - la parte orgullosa, la parte caprichosa - que quiere que vengas o llames o hables y digas que es verdad, que me cuenteaste olímpicamente... o todo lo contrario: que todo "termina" (como nuestras conversaciones, por ejemplo) tan triste últimamente porque es verdad, porque no hay algo oculto por ahí, como cuando escondes tus ojos detrás de los lentes...

(Si hay algo que me carga del blog hoy por hoy es que creo que quienes lo leen ya me conocen mucho, y eso me cohíbe para pegarme mis escapadas mentales-escritoras locas. Pero, obviando esto... voy, hoy.)

13 diciembre, 2012

Testimonio

Dentro del mundo cristiano, existe lo que se llama "testimonio". El testimonio implica el cómo conociste a Dios, cómo llegaste (en este caso, llegué) a creer en Él y querer vivir la vida que Jesús a través de la Biblia nos enseña a vivir. Una vida con altos y bajos, no perfecta, pero hermosa, pues tienes respuestas a preguntas que todos buscan, y dejas de tener esa ansiedad que todos tienen, especialmente en la juventud.

Yo me confirmé en noviembre del 2008. Luego de muchos años de no querer creer en lo que desde chica me habían inculcado, decidí creer en Dios ciegamente y buscarlo... pero estaba ahí, en una iglesia, con aceite en mi frente sin entender bien qué estaba confirmando. La confianza ciega, esa es la fe.

Luego de este día, comencé una búsqueda por un lugar en el que aprender más y compartir con jóvenes. En diciembre fui a Lo Vásquez, donde todos peregrinan en una época del año. Fui, sin mandas y sin pedirle favores a Dios ni a la virgen, sólo por la experiencia. Y ahí vi que hay muchos jóvenes con esa pasión, por lo que buscaba y buscaba, pero justo en las iglesias católicas que busqué, no me sentí a gusto. Hacía preguntas de la Biblia y nadie sabía, no eran los lugares adecuados. Hasta que un día, recibí una invitación.

Fui en febrero a una casita del centro de Viña, en donde todos me recibían muy amorosos. Lo primero que vi: música. Una gran banda, mucha gente cantando, las letras a modo de karaoke estaban en los data y melodías muy juveniles, nada de aburridas como "Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo..." sonaban. "Vamos bien", pensé. Luego me senté, junto a la puerta. Y pasaban ciertos jóvenes a contar sus experiencias. Eran muchos, mucha gente reunida por la misma razón, con pasión por esto. Otro punto a favor. Por último, salió una chica, una niña totalmente normal, sin faldas largas ni vestidura de monja, a hablar. Habló sobre una historia que está en 1 Samuel 25, sobre una mujer que estaba con un hombre que no la correspondía y que era malo para ella. Y todo con base bíblica, siendo un tema que uno puede hablar con las amigas. Me calzó perfecto, pues justo estaba en una relación un poco complicada y a la vez poco seria con un chico que quería mucho, pero nada de bueno para mí. Me impactó todo, cada detalle. Sentí que había encontrado mi lugar.

Pero no volví. Decidí quedarme en la comodidad de mi casa, no sentía que lo necesitaba. Me gustaba estar de fiesta y terminar en la cama o en el suelo con algún chico, me gustaba el sexo, me gustaba sentirme bonita y hablar tonteras y tomarme un trago y llevarle la contraria a mi mamá y encerrarme en el copete porque mi papá me hacía mal psicológicamente, mil cosas. Entré a la U y fue de mal en peor: más camas, más tragos, más hombres, más fiestas, más problemas. Hasta que "toqué fondo" (y no ha sido la última vez). Engañé a mi andante-algo-pareja con su mejor amigo en su cara. Él se defraudó. Por primera vez, yo me había convertido en todo lo que no quería ser. Recuerdo haberme arrodillado a orar a Dios porque quería pedirle perdón por hacer estas cosas, pero que sabía que Él me estaba esperando y que mi vida era de Él. Así que volví a la casita, a la iglesia, a conocer a Dios.

Me puse a estudiar la Biblia y así... hasta que un día en noviembre Dios usó mis sueños (yo soy medio bruja con eso) y me habló. Dios era un chico en mi sueño, y Él me decía cosas que yo encontraba maravillosas, decía que no me iba a  dejar, que tenía que anotar todo el resto de mi vida con Él en un cuaderno que estaba en mi cajón. Desperté y anoté el sueño. Esa noche, entregué mi vida a Dios.

Me compré una Biblia y lo primero que me llamó la atención fue: (Juan 3:30) "A Él le toca crecer, a mí me toca menguar." Y luego, seguía, los versículos saltaban: (Juan 3:12) "Si no me creen cuando les hablo de las cosas terrenales, ¿cómo creerán las cosas celestiales?". Era claro: Dios me había elegido y quería más de mí.

Y así, esto ya fue hace tres años. No quiero latear con cada detalle. Ha sido difìcil, he caído varias veces en mis caprichos, en especial uno: el sexo. El tan delicioso y esclavizante (¿?) sexo. He caído mil veces con eso, o con los besos, con los hombres... pero hoy por hoy ya no quiero más. Miro cada cosa de estos tres años y Dios sí ha cambiado de manera total mi vida. De partida, me ha salvado de cosas, incluso cuando no hago lo que Él quiere. Desde protección al no tener enfermedades hasta cuidarme cuando de manera loca me iba con desconocidos por ahí. Él ha sido fiel y con cada caída me ha mostrado su misericordia. No quiero decir que el sexo sea malo, ojo. Quiero decir que todo pertenece a un cierto contexto y tiempo. Y es como, cuando uno dice que quiere estar solo para estar bien. Yo necesito conocerme más a mí, conocer más a Dios y Su voluntad para luego estar bien y de ahí partir. Es un constante aprender e ir haciendo de nuevo las cosas, porque Dios hace todo nuevo, nos da vida que no teníamos. No es, como muchos creen, un coartar la libertad personal, es más: yo me siento más libre con Dios que sin ÉL.

No necesito preguntarme cuál es mi misión de vida, ya la sé: alabarlo a Él, conocerlo. 
No necesito asustarme con la muerte: por gracia Él nos salva y no temo morir, vaya o no al Cielo.
No necesito cagarme la cabeza con qué va a pasar mañana: en lo bueno y en lo malo, Dios está conmigo y Él hace cosas bellas de lo feo, así como a mí me ha ido, paso a paso, haciendo una mejor mujer.
No necesito depender de otras personas y de sus opiniones: sé quién soy, quién Dios me va guiando...

Y es lo mejor que me ha pasado en la vida.
Hoy hay muchos prejuicios sobre los cristianos, sobre Dios, pero es bueno. Yo sigo saliendo, sigo viviendo y sintiendo como antes, pero con otro enfoque. No tengo que dejar de disfrutar una cerveza o dejar de ir a conciertos, y yo decidí sin que nadie me obligara a vivir esta vida, esta vida que es aún más gran desafío que ser una simple persona, pues se vive con prejuicios y hoy somos apuntados con el dedo a veces, como bichos raros. Pero soy feliz así. 

Yo creo en esto. Nunca antes había sido (con cosas buenas, feas, malas, pencas, gloriosas...) tan feliz.

25 noviembre, 2012

Llámenme soñadora, pero...

Para mí, el ser periodista implica querer empezar desde hacer lo que está más abajo, hasta quizás algún día alcanzar algo más alto (en verdad, eso no importa). Se trata de estar en función y al servicio de la sociedad. Se trata de encontrar lo que podría llamarse verdad y exponerlo, de instruir a aquellos que no saben, de alcanzar a los no alcanzados y explicarles con peras y manzanas qué es lo que está pasando. Sea político, sea económico, sea cultura: todo vale acá. Buscar lo que realmente está pasando, escudriñar nuestra realidad y llevarla a las bases. 

Para mí el periodismo, el ser periodista, es evangelizar. Ser un misionero que lleva por evangelio la información. De eso se trata todo.

16 octubre, 2012

Comienzo.

Ya que este blog es mío y sólo mío, lo usaré a modo de terapia barata, así que voy a empezar:

El sábado mi mamá estaba ebria (sí, ebria, cosa que nunca pasa, pero es chistoso) cuando me dijo que ella pensó que estaba dando un beso y ¡pum! llegué yo. Así, a sus 19 años y los 21 de mi papá, se casaron y comenzaron a trabajar mientras estudiaban para poder crear su familia. Ese es el hito uno en mi vida. Toda vida está - a veces sin que nos demos cuenta - marcada por hechos que nos cuentan. Nos pueden parecer insignificantes, pero sí nos impactan.

Mis papás siempre han dicho que esta era la única forma en que ellos se pudieran casar y que, a la vez, aunque fue medio accidente, yo nací de un inmenso amor. Se bancaron peleas, a mi mamá la echaron de la casa, pero nací del amor. Y que cuando ya me tenían en sus brazos, a todos se le olvidó porque estaban enojados. Que nací y tenía dos ojos grandes y celestes y un rulo colorín (raro, porque no tengo rulos ni soy colorina). Que no lloré, pero todos los otros sí. Y no hay fotos de ese día porque mi joven papá puso el rollo al revés de la máquina. 

No hay fotos. Pero a todos, ese día, el enojo se les pasó.
Entonces, marca 1: amor - accidente - peleas - amor. 

25 septiembre, 2012

Con la luz

Mi amiga Emily dijo el otro día en una carta que me llegó que el problema (y lo bonito, a la vez) de gente como uno, es que somos "personas de sentir". Mucho más que otra cosa, nos guiaremos por lo que pasa en ese imaginario colectivo llamado corazón.

Ser una persona de sentimientos es algo tremendamente agotador y que me ha costado controlar a medida de que he ido creciendo, para que no afecte mi vida normal. En la pega o en la U no te van a dar el día libre porque estás apenado. No entienden que esa pena inexplicable será más grande que toda enfermedad o que los sentimientos de las personas que son de otra especie. Pero nosotros debemos entender que el mundo (la vida) sigue, el sentir no es nada y no vale como licencia para esconderte en tu cama o escaparte a la playa.

Lo bueno es que es Septiembre y eso siempre implica que lo que te rodea brilla un poco más, por lo que es una época un poco mejor y más estable para los de mi especie. Estos últimos días me ha llegado harto sol en la cara y aunque me molesta sobremanera porque soy tan blanca y mis pestañas no tapan nada el sol al juntarlas, hace que me quede menos en la casa, piense menos y, por ende, las tonteras se vayan cayendo por mis hombros sin detenerme a mirarlas y entristecer.

Siento que este año más que nada, Dios y "la vida" me han ayudado a, por fin, procesar tantas cosas y ha ir endureciendo mi piel un poquito, sólo un poquito, al menos lo suficiente como para que mi cuerpo se mantenga funcionando en este mundo... aunque mi mente y corazón estén allá lejos.

27 agosto, 2012

Cosas que a veces pasan por mi mente

(Este post es como para mí, para usar esto, para que no se muera, para vomitarlo todo).

A veces pienso que me cuesta creer en el amor. Que si bien en mí hay mucho por dar a los demás, por mi familia, por mis amigos, con los que mi corazón se pone más blando, comprensivo, maternal y luchador que nunca, no puedo aún comprender el concepto de cariño de pareja.

Esto no es muy difícil de comprender si reviso cada episodio del historial de desastres con el sexo opuesto, pero a veces la gente pregunta cosas o habla de su primer amor y yo sé que aún no tengo nada que decir, que estoy conociendo de qué se trata mi primer amor, aprendiendo, y ni siquiera es algo humano.

Pero sí recuerdo algunas veces. Varias veces sentí que se me quemaba el cuerpo por dentro o que me dolía el corazón, pero el tiempo me ha hecho entender que así no ha sido. Cuando tenía 13 y estaba en esa edad que uno busca aún muchas respuestas e ideales, porque falta mucho por desarrollar (diez años después sigue todo igual), tenía tal convicción de que el chico que conocía no podía sólo gustarme. Lloraba todas las noches porque luego de varios meses de compartir muy infantilmente pensé que había perdido mi oportunidad con él. Tenía 13 poh, un poroto, pero uno muy sufrido. Lloraba, hacía cartas únicas, poemas, canciones, no comía, todo hasta el fin de semana cuando al fin lo podía ver o podía ir una hora a la casa de mi papá y poder conectarme a internet desde el teléfono para chatear un rato. Dos años me pasé así y luego de muchas cosas y llantos, se me pasó. Con los años me di cuenta que me gustaba, pero nunca tanto. Al menos me sirvió para ser creativa en mi pre-adolescencia.

Años después cuando ya iba a cumplir 18 me caí cuático. Luego de mi pequeño anti amor a los 13 (que resultó que era ultra imposible por diversos factores que podrán inventar en su mente) y un pololeo en el que yo era muy inmadura, decidí odiar a los hombres. Claramente es una idea que nunca me ha resultado, pero lloraba tanto que no quería más. Tuve unos dos "enamoramientos" bien largos que nunca funcionaban hasta que decidí salir a la luz.

Entre fiestas y el despertar de la inocencia, me (sí, es fuerte, pero creo que es la única palabra que calza) obsesioné y enceguecí con uno de esos chicos que todos te dicen y uno sabe que "no da la talla". Un año más o menos estuve en un vaivén y seguía llorando en mi pieza porque yo sólo quería un pololo rico y buena onda que me hiciera nanai: no. En el mundo real no es na' así la cuestión. Cuando ¿"terminamos"? me acuerdo que le dije a una amiga que no podía dejarlo porque lo amaba, tenía en llamas mi corazón. Pasaron dos semanas cuando lo volví a ver y todo se había ido. Años más tarde, nunca fue amor, nunca fue.

Y al fin llegó la última vez. La que me tomó por sorpresa, ya no buscaba nada porque después de unos dos años prefería el celibato y la vida de monasterio que el contacto amoroso con alguien. Me dan lata las citas, planear cosas, las expectativas. Soy jugada cuando estoy pisando terreno seguro, pero sino soy floja. Y la decepción me había hecho muy floja, así que realmente me sorprendí cuando de la nada estaba teniendo un "algo" (sí, así de ambigua e informal, soy chilena).

Un "algo" estable y bonito. Sin el caos ni el drama que tanto me gustaban. Algo que no exigía lo que no quería y que podía compartir lo suave y lo intelectual y las cervezas (que tanto me gustan) y la playa y lo interesante que hacía a la relación que fuese escrita en un código especial, que no todos podían ver. 

Pero pasaron esos pocos meses rápido y el suelo sólido se acabó, tenía que tomar otro camino. Podríamos decir que hubo conflicto de intereses, como toda relación acaba. Y bueno, sí un poco de drama extraño y -nuevamente- llantos, pero que esta vez pararon rápido.

Habían cosas de esta última relación que me hacían pensar que realmente ahora sí me había enamorado: 
- Todos mis amigos me decían que sonreía como nunca lo habían visto antes, con gran alegría.
- No tenía miedo.
- Se veía mucho más promisoria que mis anteriores intentos de relaciones.
- Respetaban mi cartuchismo momentáneo.
- Escribía como loca, inspiración al máximo.
- Quería gritárselo a todos y me sentía confiada.
- Se proyectaban conmigo, antes de que yo me proyectara.

Además, si bien lloré como dije antes (onda, iba en el auto muerta de la risa y me puse a llorar, lloré durante dos horas como un bebé recién nacido que lo despertaron en este mundo crudo, mi mamá no podía calmarme, no podía respirar, fue horrible) sentía una extraña paz después de haber acabado. Todo este dolor que sanaba como costra en mi piel me hizo creer que estaba enamorada, pero luego descubrí que ese día no paraba de llorar por la desilusión que me produce constantemente la raza humana y que luego no podía dejar ir cada recuerdo por orgullo.

Tres veces creí que sí.
Hasta que me di por vencida. Y hasta hoy, creo que ya no tengo que seguir buscando tanto. Mi corazón se aferra a objetos de afecto y ahora que, cansadísima, los botó todos por la borda, al fin creo que puedo aprender a amar. Amar yo primero, sin condiciones, sin una persona fija. Sólo amar. 
Y qué importa al fin y al cabo... ya mi piel está dura con lo que he vivido: mujeriegos, pretendientes que después descubren que son gays, comprometidos, inseguros, tantas cosas, yo tampoco soy perfecta... pero ahora, aprendo amar a Dios. Y eso es más bacán que todo. Y para eso, antes necesitaba pasarlo todo.

30 julio, 2012

El fin del invierno

La maniática que vive en mí se quedó dormida con la ventana abierta el otro día en Concepción, en un horrible descuido que dejó al descubierto mi -una vez más- horrible sistema inmunológico. Me cuido tanto porque soy débil y mis defensas bajan cuando mi euforia también. Así que ahora he pasado cuatro horas tirada en la cama con millones de pañuelos desechables como copiloto y viendo phineas y ferb.

Después de un mes de vacaciones, pero nunca estar sola. Estas cuatro horas me han hecho dar más vueltas en mi cabeza que cualquiera de estas otras semanas. Y pensaba en que lentamente...

...en que ya es la época en Viña del Mar en la que la primavera viene aquí.


22 julio, 2012

1

En el verano conocí a alguien que se reía de mi ingenuidad por defender mis convicciones, algo así como esa cita que dice que los ideales solo forman parte de nuestra juventud. Pero, aunque así sea, yo no quiero nunca dejar de luchar. No por algo político, o religioso o social... sino por algo que creo con todo mi corazón que es real. Nada lo va a cambiar. No quiero no gritar porque digan que se va a pasar o que es una etapa. Porque una vida sin esa razón, ese pequeño motivo para seguir adelante, no se debería nunca aplastar.

20 julio, 2012

¿Para qué escribir?

 EN FIN, A LO QUE IBA: QUE, A MENOS QUE SEA UN ESTÚPIDO, UNO NO ESCRIBE POR DINERO. NI, A MENOS QUE SEA UN ESTÚPIDO, CUENTA LÍNEAS, NI ESCRIBE PENSANDO EN LO QUE GANARÁ POR HORA, POR MES, O A LO LARGO DE SU VIDA: ESO SERÍA SER ESTÚPIDO. EN RESUMIDAS CUENTAS, UNO NI SIQUIERA ESCRIBE POR AMOR, AUNQUE ME GUSTARÍA CREERLO ASÍ. LO HACE POR QUE NO HACERLO ES SUICIDA. 


Después de todo este tiempo sin escribir (escribirle al viento, escribirme a mi misma, pero sí escribiendo largos ensayos y entrevistas y cosas por el estilo), no puedo sino reafirmarlo: no escribir, es suicida. Abrir mi pecho de manera brutal y dejar que este fluido que sale - que no es sangre, sino emociones traducidas en letras - lo sé. Hay personas que corren, personas que meditan, personas que duermen y listo, el coágulo de pensamientos y procesos se les va, pero no a mí. Por que aunque intenté desquitarme hablándole al aire o anduviera mucho en bici o qué sé yo, sé que nada en mi vida se concreta si no es a través de este modo del lenguaje. Así yo construyo mi realidad "subjetiva y objetiva", como dirían Berger y Luckmann.

Por eso, quiero siempre encontrar la forma de reavivar este espacio, esta sed en mí de escribir, escribir para mí. Aunque nadie lo lean, o muchos o pocos. Dejarlo aquí, que ya por siete años ha sido mi escape y mi espacio.

Y no hay nada más bonito que vivir de escribir y escribir para vivir :)

29 mayo, 2012

2008

Encontré esto,
como para hacer un quiebre, digo yo.

No quiero mallas elásticas, ni colchones, ni montañas de plumas o de los cojines que tanto quieres. Quiero caer, lento o rápido, fuerte o suave, pero que sea. El porrazo es lo que importa. La única cuota de realidad que tendremos será la caída, y me gusta(s)...

22 abril, 2012

Yo sé que la gente sí cambia.
Quizás cuesta, quizás tarda, pero siempre puede pasar.
Lo sé porque yo he cambiado. Y me pueden venir con que es porque soy más joven, que los viejos no cambian, que los años endurecen tu corazón y es verdad, pero aún así, todo puede pasar.
Yo he sido inconstante y variable. He estado en lo peor, en lo más bajo que mi integridad puede estar y he llegado estar como hoy: alto, volando, viviendo libre y segura de que no volveré a esa vida que antes me anclaba con cadenas y todo al suelo, a la tierra que está abajo, ensuciando los pies de todos. Cada noche y cada fin de semana eran para mí una especie de aventura donde olvidaba tanto mi moral como lo valiosa que soy, no necesariamente para el mundo, sino para mí misma y para... ¡algo más grande que yo! Pasé de ser de muchos, a ser de uno sólo y no me da vergüenza ni me arrepiento de nada: el pasado ha construído cada trozo de lo que hoy soy. De lo que hoy soy en Dios. Porque sólo Él puede cambiar a las personas. Y sí, sé que puede, se puede cambiar.

08 abril, 2012

Abril, lluvias mil

Siempre creí que no le tenía miedo a nada, pero aún hay veces en que, por mi naturaleza y mi carne, temo.
Creía que era la más sana, pero en un mes mi organismo me cambió todo el panorama.
Creí tener todo conocimiento, saberlo todo (o al menos, mucho) y me cambiaron la verdad.
Y es que así es mi vida, siempre.
Todos, todos los esquemas, son cambiados.
r e n o v a d o s.

07 abril, 2012

Sin Título #....

Quiero cambios.
Hace rato ya, quiero que algo cambie, que todo se sacuda.
Quizás hace rato que está pasando, pero estoy muy enfocada en qué es lo que se mueve y no en la tierra bajo mis pies. Quizás no lo veo, porque estoy muy cansada esperándolo con los ojos abiertos, puestos en el cielo, en la puerta, en...

Porque un día como hoy, todo cambió.

28 marzo, 2012

Ahora mismo quiero pedir perdón a Dios.

Quiero pedirle perdón por mezclarme con las cosas para las que no fui creada y que gracias a Él puedo ver que no estoy hecha, no estoy creada de la misma madera que el resto del mundo, mi piel no está hecha con las mismas moléculas, hay algo distinto en mis genes. Y a veces, para no quedar sola sin nadie con quien hablar, me hago pasar por cualquier otra cosa, que no soy. Soy tan débil, pero a la vez fuerte en una fuerza que no soy yo misma. Estoy cansada, y pido perdón por eso.

Pero mañana será otro día...

26 marzo, 2012

Y

Antes de dejar lo que queda de la vieja naturaleza y para cambiar a tener una visión de mayor amor y compasión por el resto, por el mundo y la creación, quiero tirar al aire todo lo que me carga. Es un ejercicio, mezcla de desahogo (porque tampoco quiero ser grosera con las personas que veo día a día) y para luego, ojalá, leerlo y pensar "que bueno que cambié". Mal hábito este del ser un ser humano prejuicioso, somos muy mañosos, al menos yo lo soy.

Me carga: la gente que escribe mal, que habla mal (fonoaudiólogo y profesores de lenguaje para todos) que es el mal de nuestra sociedad actual. La gente constante e irresponsablemente impuntual. Aquellos que no están ni ahí con su higiene personal. Me molesta la suciedad, el polvo, que no abran las ventanas en la mañana. Me desespera la gente intolerante que cree que soy intolerante porque "profeso una religión" (esto, a la vez, me hace quererlos más). Me molesta cuando yo soy irresponsable, volada e indisciplinada, por lo que me molesta la gente irresponsable, volada e indisciplinada, despreocupada, desorganizada y que cree que está sola en esta tierra y que sus actos no repercuten hacia el resto. La gente que cree que todo es tandeo', o aquellos que creen que todo es a su manera... yo sé que a la mía no lo es, con eso me caí y me dolió. Me molesta profundamente que me digan algo y lo cambien: los planes tienen márgenes y si los quieres cambiar se puede dentro de un periodo. A la vez, no me gusta cuando los demás no entienden que mi vida tenderá a cierto desorden por mi profesión. Me carga tener que catetear a la gente porque no hace sus deberes, porque se comprometen y se les olvida y están desocupados, que te caguen siendo que trabajaste todo el día y ellos no. Me molesta que te sumen a algo, te consideren pero sin pensar en ti. Me desespera resolver cosas a última hora a menos de que de verdad sea algo que escape de control: todo debe tener un orden previo y debe organizarse para tener márgenes de error. Los planes a última hora fallan si tenían que ser planes, si es algo espontáneo, es distinto. Me carga la gente que se ríe de la indisciplina y les parece gracia, que creen que por saber un dato saben todo de el resto, me cargo yo cuando hago todo esto. Y me desespero, porque soy maniática.

Pero tal como me manía el orden, ahora, estoy limpiando mi cabeza, para que no haya tanta carga que me cargue.

19 febrero, 2012

Lo oscuro del mar


"Considérense muy dichosos cuando tengan que enfrentarse con diversas pruebas, pues ya saben que la prueba de su fe produce constancia. Y la constancia debe llevar a feliz término la obra, para que sean perfectos e íntegros, sin que les falte nada. Si a alguno de ustedes le falta sabiduría, pídala, y se les dará(...). Pero que pidan con fe, sin dudar, porque quien duda es como las olas del mar, agitadas y llevadas de un lado a otro por el viento. Quien es así no piense que va a recibir cosa alguna; es indeciso e inconstante en todo lo que hace."

(Santiago - parafraséo)

02 febrero, 2012

No me voy a ir completamente, sólo desapareceré algún tiempo.
Me alejaré del ruido y alimentaré bien a estos pájaros que tengo en mi cabeza, que no me dejan pensar o vivir bien y que cuando trato de hablar, me traban la lengua.

30 enero, 2012

Vacaciones

Quiero un tiempo para pensar, para estar lejos, ser la extraña de alguna ciudad, despertarme tarde y cantar en la casa mientras no hay nadie más, estar sola (o casi), para recargar las baterías. Quiero un tiempo para enamorarme de los días y que no se transfomen nunca en rutina, para escribir todo lo que no había podido, para contar las estrellas antes de dormir. Quiero un tiempo para mí, para soñar sin que me despierten, para gritar al vacío, salir a caminar y no tener que saludar de manera políticamente correcta, porque no hay nadie a quién conozca. Un tiempo para salir a bailar, llorar lo que no he llorado, repasar lo vivido. Recién ahora, parte mi nuevo año.

14 enero, 2012

09 enero, 2012

Te conocí sin querer

"'Debí haberme quedado callada' - pienso.
Y es que es bien difícil callar la boca cuando el corazón está saltando por algo que parece una tontera, una cuestión tan efímera y de circunstancias. Yo me guío por lo que dice la noche, el amanecer. Y esa noche fue algo totalmente distinto, porque yo iba a estar de pasada por tu cara y tu sonrisa, por tu mirada, que en verdad no tengo idea qué decía. A mí ya me da lata quedarme y hablar sino me dan buenas razones, podríamos decir que hoy por hoy, siento que cada vez confío menos en la gente. Pero todo, me trae a la mentalidad de cabra chica que siempre he tenido: así generar una ilusión en mi cabeza, un cuento de hadas y un montón de cosquillas en la guata sólo por un trueque de brazos y unas risas que me retumban en la cabeza. Y ahora no sé, no sé qué decir ni que hacer, no quiero insistir, prefiero cerrar un momento bonito, único en una burbuja y guardarlo. No afanarme, porque es nada.

Pero ven, igual ven."


Que pendeja.

03 enero, 2012

Volví a escribir mucho (en mi cuaderno y en mi mente) y eso siempre es como... ay.

02 enero, 2012

Aviso

Voy a cerrar el blog, después de tenerlo 6 años.
A menos de que haya una muy buena razón para dejar de hacerlo.